Un día, paseando por un bosque, me encontré con un duende, y me dijo: el tomate sin la sal sería un plátano, a lo que yo le contesté: si juntas una hoja con una roca, qué nos queda? Entonces el duende se transformó en una flauta y desapareció.
Moraleja: Nunca mezcles los ácidos con el alcohol.
P.D: Gracias a Gus, el catralero más dicharachero de la Vega BaJa xD
1 comentario:
Bueeenoooooo....ya estamos con las fábulas asindóticas estas raraaaas, bueeenoooo...que días llevamooos...no! no puede caber aqui, no puede caber aquii, no puede caber aquiii...Cuñaaaaaa, vamos de mal en peoor...
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